Otra mala noticia para las familias: el esfuerzo económico que se necesita para acceder a una vivienda vuelve a empeorar, por primera vez desde el pinchazo de la burbuja inmobilaria.
El porcentaje de la renta bruta disponible anual que tienen que destinar los compradores al pago de la hipoteca subió de nuevo en septiembre, tras dos años seguidos de caídas. El cambio de tendencia se produce tanto en términos absolutos como netos –descontadas las deducciones fiscales–, según los últimos datos oficiales, recién publicados en la web del Banco de España.
Una familia media destina ahora un 33,2% de sus ingresos brutos a pagar las cuotas del préstamo hipotecario con el que financia la adquisición de su casa. La última vez que rompió una racha bajista, acabó subiendo durante 18 meses, sin tregua.
Si le descontamos las deducciones fiscales –al borde de desaparecer para quienes ingresan más de 24.107,2 euros al año–, el porcentaje de esfuerzo sube de 26,8% a 26,9%. Sólo una décima más que el mes anterior, pero se trata de todo un cambio de tendencia, ya que este indicador llevaba 24 meses años consecutivos de descensos.
Es algo a tener en cuenta, ya que se trata del “mejor indicador de la accesibilidad inmobiliaria”, según Gregorio Izquierdo, director de Estudios del Instituto de Estudios Económicos (IEE).
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